Recordando a… DeLAMARCA

Inauguramos sección. Desde aquí recordaremos a todos aquéllos que nos dejaron, pero que permanecerán en nuestra memoria, en nuestros oídos y en nuestro corazón.

Nada mejor que empezar con DeLAMARCA. Con menos de cuatro años de carrera, dos discos y un EP, los madrileños consiguieron captar la atención y dejar su seña de identidad en un género tan poco explorado en éste país como es el rock alternativo y el post-hardcore. Y encima lo hicieron bien.

Me sorprende el equilibrio de frescura, chispa y madurez que desprendieron desde su primera canción. No es de extrañar, estamos hablando de un auténtico «supergrupo» a la hispana: Fernando Pedrajas a las guitarras (ex OZONE BABIES), junto con Roy Wasercier (SKUNK D.F., LIQUID SUN), Nano Cañamares a las baquetas y los hermanos Hev Arriols (voz,  COILBOX) y Pepe Arriols (bajo, SKUNK D.F.). Cierto es que ninguna de las bandas originales de todos ellos me atraían especialmente, pero en DeLAMARCA todo cobra sentido.

Quizá que todo comenzara como un «hobbie» más  fuera la clave de su experimental sonido y de cómo las ideas fluían sin más. Según ellos mismos, eran un grupo de extraños a los que unía «la música bien alta, la cerveza, los canutos y los videojuegos. Y así surgió la amistad...»

En 2006 lanzan «La batalla de Varado», su primer EP. Cuatro exquisitos temas que pronto llamaron la atención de la crítica especializada. Rock alternativo en esencia, con destellos de hardcore, y unas buenas letras. Desde la machacona «Zubembie» (con un asombroso trabajo de batería) a la pegadiza «Los textos que olvidé». Desde que lo escuché por primera vez no puede despegarme de él. A día de hoy sus canciones siguen estando en mis listas de reproducción.

 

Dos años más tarde lanzan su primer disco: «Voilà». De la mano del afamado productor Pablo Iglesias, nos presentaron trece canciones entre las que se incluyen las cuatro de «La batalla de Varado». Si bien ninguna de las nuevas aportaciones superaba a las de su genial primer EP, y el sonido era más pobre incluso que su debut, todo se desarrollaba según lo previsto, y nadie sonaba como ellos. El disco tuvo incluso distribución en el extranjero. La semilla estaba creciendo.

En 2009, cuando la banda se encontraba desarrollando nuevo material para su siguiente obra, Pepe Arriols abandona el barco para centrarse en su banda madre, SKUNK D.F. Pero dejó los deberes hechos para lo que vino a continuación. El puesto fue cubierto con la solvente Marta de Abia.

Y así llegamos a 2010, donde vio la luz el tercer, último, homónimo y mejor trabajo parido por DeLAMARCA. No podría describir con palabras las sensaciones que me producen escuchar temas como «La regla de platino», con su estribillo incrustado en mi cerebro, la machacona «Duelo en OK corral», que abría el largo, el precioso medio tiempo en «Iluminaria», la elegante «Carusso»… pero sobre todo éstos dos temas: «Tacones de Gran Vía», donde hablan sobre una hipotética prostituta «…ella nunca dice que no, y se arrepiente, sabe que es la presa de la serpiente…». Y la que es una de mis canciones favoritas de la banda, del rock español y de siempre: «Ventanas por romper», un canto a las ilusiones perdidas de la infancia, con un trabajo de batería sobrehumano, y unas guitarras que erizan los pelos, sobre todo hacia su desgarrador final: «…mala vida que tuve que llevar por ser un chico que no supo crecer …somos buenos chicos en el mal camino…«

Y de buenas a primeras, el 12 de agosto de 2010, el grupo anunciaba su disolución en su pagina de Facebook. Alegando distancia entre los miembros imposibles de salvar, cada uno tiró por su lado. Alguno volvió a su banda, otro se encaminó hacia proyectos musicales nuevos, el de más allá se pasó al campo técnico de masterización… acababa el grupo y comenzaba el culto.

Desde entonces, y como ese grupo de buenos amigos en el que se llegaron a convertir, su página de Facebook ha seguido viva. De vez en cuando cuelgan fotos de reuniones, recuerdos de su etapa en la banda y algún vídeo casero tocando alguna de sus antiguas canciones. Como unos colegas que quedan de vez en cuando para echar unas birras.

Sus eternos seguidores seguimos implorándoles que vuelvan. Alguna vez nos recuerdan que su vida está muy lejos de DeLAMARCA, otras nos dan motivos para tener esperanzas en su retorno. Pero siempre que tenemos noticias se detecta cierta nostalgia que nos hace, por lo menos, sentirnos viejos amigos junto a ellos.